Muestra la Feria Internacional del Libro Coahuila 2021 el colorido de la cultura oaxaqueña

Oaxaca fue el estado invitado de la Feria Internacional del Libro Coahuila (FILC) 2021. Se trata de una tierra llena de folclor, colorido y tradiciones. También es semillero de artistas, escritores, artesanos. Es común voltear hacia esta entidad cuando se piensa en el mezcal o en las obras del fallecido maestro Francisco Toledo.

Son 17 lenguas originales las que actualmente coexisten en Oaxaca. Se trata de distintas visiones de mundo, cada una aporta sus variantes. Todo este mosaico de expresiones fue incluida en la FILC desde varios ramos.

Hijos de la tierra

Doña Érika Guadalupe Santiago Méndez no se da abasto en su puesto de ropa típica oaxaqueña. La gente no deja de amontonársele para preguntar el precio de alguna prenda o interesarse por su proceso de elaboración. La artesana es acompañada por su esposo, don Fidel Pérez Marcos, quien se queda a cargo mientras doña Érika concede la entrevista.

El matrimonio es originario de la villa de San Antonino Velasco, comunidad zapoteca perteneciente el municipio de Ocotlán, en la región de los Valles Centrales. Allí tienen un taller donde producen estas prendas totalmente a mano. Como es sabido, el oficio es herencia familiar. Ellos forman parte de la quinta generación y ya están capacitando a la sexta.

“Ya tengo más de 35 años trabajando esto y es algo muy bonito para nosotros el poder llevar todo lo que hacemos a diferentes partes del mundo. Es para demostrarles que San Antonino existe, que somos artesanos”.

La artesana comenta que su comunidad es conocida como la tierra de las flores, es por eso que sus prendas tienen bordados florales. Se trata de un homenaje a su tierra, donde cada artesano muestra su respeto ante las dificultades ambientales que se presentan.

“Nosotros somos hijos de la madre Tierra. El plasmar la floración y todo lo del campo es decirle a la madre Tierra: ‘Aquí estoy y tengo que cuidarte’. Para nosotros es eso, el cuidado de la Tierra, del medio ambiente, porque es preocupante que ahí en San Antonino el agua se está escaseando”.

Doña Érika menciona que sus prendas están bordadas en telas de lino y algodón, puesto que son muy resistentes. Cada bordado posee detalles propios, creados con distintas técnicas que han pasado de generación en generación. Eso es precisamente lo que hace especiales a estos vestuarios.

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“Puedo decirles que al vivir dentro de esta cultura y tradición, tengo muchos recuerdos de cómo mis abuelas, al no haber luz eléctrica todavía, ponían una vela y se sentaban ya en la noche o muy temprano para poder bordar”.

Al preguntarle sobre su sentir al visitar Coahuila, la artesana oaxaqueña emite palabras de agradecimiento. Dice que se le ha recibido con calidez y por último muestra un huipil rosa de gala, trabajado por más de cinco mujeres y que alcanza un precio de siete mil 500 pesos. No obstante, también se ofrece prendas más baratas como blusas de 300 pesos, diademas de 180 e incluso cubrebocas.

El cuerpo del copal

Mientras tanto, en otro puesto, el joven César Martínez Ortega expone coloridas figuras de madera que toman forma de criaturas mágicas. Así, tonas y nahuales muestran la tradición del poblado zapoteco San Martín Tilcajete, lugar donde se laboran estas artesanías.

“Tona es un protector animal que se le asigna a uno al momento de nacer. El nahual es cuando el animal protector se une con el humano o dos animales. Es esa unión, esos dos espíritus. Todo lo que nosotros plasmamos es greca zapoteca, del estado de Oaxaca, de nuestras raíces”.

Las piezas están hechas con madera de copal, un árbol que crece en los cerros oaxaqueños. Los artesanos poseen un diálogo estrecho con la naturaleza, por eso no talan el árbol, lo dejan con vida y tras un ritual sólo podan la madera necesaria. Sin embargo, la cantidad de copales se ha visto disminuida últimamente debido a la urbanización de las localidades cercanas.

Por eso César rinde honor a su oficio, mismo que le fue heredado cuando cumplió 16 años. Cada pieza que labora es única, irrepetible. Su proceso implica un tallado de uno a dos meses, dependiendo de la complejidad. De ahí parte a un curado o resanado, el cual puede llegar a tomar hasta una semana. Finalmente, para el secado existen dos procesos: el secado natural (que es el más recomendado) o el secado al horno.

“Somos un pueblo turístico donde muchos dependemos del sector que llega a visitarnos, pero afortunadamente le estamos apostando a las plataformas, al streaming, eso también nos ha ayudado forzosamente a adaptarnos ahora al nuevo comercio”.

Apuesta literaria

En tenor con el motivo principal de esta feria, que es el consumo de los libros, la editorial oaxaqueña 1450 Ediciones fue otra de las casas invitadas a este encuentro. Se trata de un proyecto independiente dedicado exclusivamente a publicar temática oaxaqueña, así lo relata Darío Peña, trabajador de esta editorial.

“Todos los libros se hacen en Oaxaca, desde la impresión hasta la ilustración y tenemos libros sobre arte, narrativa, poesía, cuentos para niños, investigación, etcétera. Nuestro objetivo en la editorial, el mercado que queremos alcanzar, son las personas a las que les interese Oaxaca”.

La editorial cuenta así con 25 títulos como Mezcal: un espirituoso artesanal de clase mundial, de Domingo García, el cual sintetiza de buena manera toda la información sobre este líquido tras dos años de investigación. Otro de los libros preferidos es el cuento infantil Mi abuela es una sirena y mi abuelo es un camaleón, de Cuauhtémoc Peña, mismo que cuenta con ilustraciones del artista oaxaqueño Francisco Beristaín.

“Nosotros creemos y tenemos el proyecto de que los libros, la artesanía y el arte oaxaqueño, el arte en general, siempre van de la mano, siempre han ido de la mano. Para explicarte una obra o explicarte la historia detrás de un alebrije, se necesita contarla. ¿Y de dónde sale? De la literatura. Por eso creemos que el libro también es un portal para aprender y entender mejor nuevas cosas”, concluyó.